—Pero entonces, ¿qué te consuela?
—La certeza de mi libertad interior —respondió Maurice tras un instante de reflexión—, que es un bien precioso e inalterable, y de que conservarlo o perderlo sólo depende de mí. De que las pasiones llevadas hasta el extremo, como ahora, acaban por apagarse. De que lo que tenido un comienzo tendrá un final. En una palabra, de que las catástrofes pasan y hay que procurar no pasar antes de ellas, eso es todo. Así que lo primero es vivir: Primum vivire. Día a día. Vivir, esperar, confiar.
Irène Némirovsky
(escritora ucraniana, 1913-1942)
fuente: Suite Francesa