Esta experiencia de lo misterioso -aunque mezclada de temor- ha generado también la religión. Pero la verdadera religiosidad es saber de esa Existencia impenetrable para nosotros, saber que hay manifestaciones de la Razón más profunda y de la Belleza más resplandeciente sólo asequibles en su forma más elemental para el intelecto.
En este sentido y sólo en éste, pertenezco a los hombres profundamente religiosos. Un Dios que recompense y castigue a sus seres creados por él mismo que, en otras palabras, tenga una voluntad semejante a la nuestra, me resulta imposible de imaginar. Tampoco quiero ni puedo pensar que el individuo sobreviva a su muerte corporal, que las almas débiles alimenten esos pensamientos por miedo, o por un ridículo egoísmo.
Albert Einstein
(físico alemán de origen judío, 1879-1955)
fuente: Mi Visión del Mundo, (Título original: Mein Weltbild)