Pocos minutos más tarde, el pequeño Príncipe de Gales estaba ataviado con los confusos andrajos de Tom, y el pequeño Príncipe de la Indigencia estaba ataviado con el vistoso plumaje de la realeza. Los dos fueron hacia un espejo y se pararon uno junto al otro, y, ¡hete aquí, un milagro: no parecía que se hubiera hecho cambio alguno! Se miraron mutuamente —con asombro, luego al espejo, luego otra vez uno al otro.
Mark Twain
(escritor y humorista estadounidense, 1835-1910)
fuente: Príncipe y Mendigo
temas: apariencia, igualdad