Cuando el tipo le pregunta a otro qué le parece una cosa, es para que el otro le conteste que le parece lo mismo que a él. No bien la opinión que solicita difiere de la suya, el tipo se aluna. Porque siempre considera lindo sólo lo que a él le gusta; bueno, sólo lo que a él le conviene; justo, sólo lo que a él le favorece.
Y de tal manera, que la ajena opinión contraria aun cuando él la hubiese pedido —jamás le sirve para ilustrar la suya propia, porque la mínima concesión que tuviera que hacerle a las razones del prójimo, debería hacérsela a expensas de lo que él ya consideraba decisivo, indiscutible, terminado.
Wimpi
(periodista, humorista y narrador uruguayo, 1906-1956)
fuente: El Gusano Loco, Aquello de los ciegos y el elefante
temas: hombre, objetividad, opinión, verdad