Quizás deba recordar que ella es muy joven, apenas una niña, y hacer algunas concesiones. Ella es todo interés, ansiedad, vivacidad, el mundo es para ella encanto, maravilla, misterio, alegría; no puede hablar de la emoción cada vez que encuentra una nueva flor, debe mimarla y acariciarla y olerla y hablarle y prodigarle elogios y nombres cariñosos. Y se vuelve loca por los colores: rocas pardas, arena amarilla, musgo gris.
Mark Twain
(escritor y humorista estadounidense, 1835-1910)
fuente: Los Diarios de Adán y Eva, Del Diario de Adán