Frases de Gabriel García Márquez - Página 5

Los seres humanos no nacen para siempre el día en que sus madres los alumbran, sino que la vida los obliga otra vez y muchas veces a parirse a sí mismos.

El problema de la vida pública es aprender a dominar el terror, el problema de la vida conyugal es aprender a dominar el tedio.

Ella le preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo podía todo. "Es verdad", le contestó él, "pero harás bien en no creerlo".

El éxito no se lo deseo a nadie. Le sucede a uno lo que los alpinistas, que se matan por llegar a la cumbre y cuando llegan, ¿que hacen? Bajar, o tratar de bajar discretamente, con la mayor dignidad posible.

El matrimonio, como la vida entera, es algo terriblemente difícil que hay que volver a empezar desde el principio todos los días, y todos los días de nuestra vida. El esfuerzo es constante, e inclusive agotador muchas veces, pero vale la pena. Un personaje de alguna novela mía lo dice de un modo más crudo: "También el amor se aprende".

—Así es —suspiró el Coronel—. La vida es la cosa mejor que se ha inventado.

«Además —dijo—, el día que me sienta mal no me pongo en manos de nadie. Me boto yo mismo en el cajón de la basura.»

El escritor escribe su libro para explicarse a sí mismo lo que no se puede explicar.

Poco a poco fue idealizándola, atribuyéndole virtudes improbables, sentimientos imaginarios, y al cabo de dos semanas ya no pensaba más que en ella.

Mi reacción fue una rabia visceral, porque sólo entonces me di cuenta de que lo quería muchísimo más de lo que yo mismo creía y que nunca podría acostumbrarme a su muerte. Cada día que pasa me convenzo de que será así.