Frases del libro Del Amor y Otros Demonios

En aquel mundo opresivo en el que nadie era libre, Sierva María lo era: sólo ella y sólo allí.

Ningún loco está loco si uno se conforma con sus razones.

Usted puede prohibirme lo que quiera y yo le cumplo. Y concluyó: Lo malo es que no puede prohibirme lo que pienso.

«Ustedes tienen una religión de la muerte que les infunde el valor y la dicha para enfrentarla», le dijo. «Yo no: creo que lo único esencial es estar vivo».

«Siempre he entendido todo, menos la muerte», dijo.

Siempre había pensado que dejar de creer causaba una cicatriz imborrable en el lugar en que estuvo la fe, y que impedía olvidarla.

No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad.

Ella le preguntó por esos días si era verdad, como decían las canciones, que el amor lo podía todo. "Es verdad", le contestó él, "pero harás bien en no creerlo".

Le dijo que el amor era un sentimiento contra natura, que condenaba a dos desconocidos a una dependencia mezquina e insalubre, tanto más efímera cuanto más intensa.