La Educación: Frases y Textos Seleccionados - Página 5

No es suficiente enseñar a los hombres una especialidad. A través de ello se convierten en algo así como una máquina útil pero no en una personalidad desarrollada armoniosamente. Es esencial que el estudiante adquiera una comprensión de los valores y un sentimiento vívido por ellos. Debe adquirir un sentido vívido de lo bello y de lo moralmente bueno. De lo contrario él - con su conocimiento especializado - se parece más a un perro bien entrenado que a una persona armoniosamente desarrollada. Debe aprender a comprender las motivaciones de los seres humanos, sus ilusiones y sus sufrimientos para poder adquirir una relación correcta con los individuos y con la comunidad.

...quiero decir que la educación es valiosa y válida, pero también que es un acto de coraje, un paso al frente de la valentía humana. Cobardes o recelosos, abstenerse.

Uno de los defectos de la educación superior moderna es que hace demasiado énfasis en el aprendizaje de ciertas especialidades, y demasiado poco en un ensanchamiento de la mente y el corazón por medio de un análisis imparcial del mundo.

Nos enfrentamos con el paradójico hecho de que la educación se ha convertido en uno de los principales obstáculos para la inteligencia y la libertad de pensamiento.

Debido al hecho de que la educación moderna raras veces se inspira en una gran esperanza, hay tan pocas que logran un gran resultado. El deseo de conservar el pasado más bien que la esperanza de crear el futuro domina las mentes de quienes controlan la enseñanza de la juventud.

La historia humana se convierte más y más en una carrera entre la educación y la catástrofe. Sin embargo torpemente o suavemente, el mundo, parece, progresa y progresará.

La verdadera educación no sólo consiste en enseñar a pensar sino también en aprender a pensar sobre lo que se piensa y este momento reflexivo -el que con mayor nitidez marca nuestro salto evolutivo respecto a otras especies- exige constatar nuestra pertenencia a una comunidad de criaturas pensantes.

Conocí una vez a un maestro de verdad. Fue un espíritu de síntesis, que ansiaba armonizar el mundo de la razón con el de la inspiración irracional, el universo de la ciencia con la de la creación artística. Su síntesis de individuo y universo, de razón y emoción, de originalidad y tradición, de concreto y abstracto, de hombre y humanidad es evidente en toda su obra de investigación y de enseñanza. No era un ecléctico; era un romántico que quería el orden, un poeta que admiraba la ciencia.

El arte supremo del maestro consiste en despertar el goce de la expresión creativa y del conocimiento.

Sin educación, en balde es cansarse, nunca seremos más que lo que desgraciadamente somos.