Frases del libro Orgullo y Prejuicio

Cuanto más conozco el mundo, más me irrita, y todos los días confirmo mi creencia en la inconstancia del carácter humano.

No podría decir qué momento, qué lugar, qué mirada o qué palabra sirvieron de base. Hace ya demasiado tiempo. Lo que sí sé decirte es que para cuando me di cuenta ya estaba metido hasta el cuello.

En vano he luchado. No quiero hacerlo más. Mis sentimientos no pueden contenerse. Permítame usted que le manifieste cuan ardientemente la admiro y la amo.

A poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco el mundo, más me desagrada, y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede uno fiar de las apariencias de bondad o inteligencia.

Tienes ante ti una triste disyuntiva, Elizabeth. A partir de hoy serás una extraña para uno de tus padres. Tu madre te repudiará si no te casas con el señor Collins, y yo te repudiaré si te casas con él.

La vanidad y el orgullo son cosas distintas, aunque muchas veces se usen como sinónimos. El orgullo está relacionado con la opinión que tenemos de nosotros mismos; la vanidad, con lo que quisiéramos que los demás pensaran de nosotros.

Reflexionaba sobre lo delicioso que es ver unos lindos ojos en el rostro de una mujer bonita.