Frases de Umberto Eco - Página 2

Frases destacadas de Eco que incluyen temas como religión, preguntas, libros, risa, pecados y hombre. Textos célebres elegidos y seleccionados.

Umberto Eco

(5 de enero de 1932 - 19 de febrero de 2016) Escritor, filósofo y profesor italiano. También se destacó como crítico literario y semiólogo. Su novela “El nombre de la rosa” lo catapultó, definitivamente, a la fama. /
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Frases de Umberto Eco:

No se enseña a escribir. Todos los que hacen escuelas para enseñar a escribir son comerciantes que lo único que quieren es dinero que les sacan a los jóvenes que pagan para hacerse escritores. Sí se enseña a leer. Los grandes escritores siempre han sido grandes lectores.

Umberto Eco

fuente: Diario "La Nación". Entrevista de Diego Mazzei, "El gran professore" (21 de octubre de 2012)

Con el libro puede no estallar de entrada el amor. Coup de foudre. Puede ser un enamoramiento lento.

Umberto Eco

fuente: Diario "La Nación". Entrevista de Diego Mazzei, "El gran professore" (21 de octubre de 2012)

temas: lectura, libros

¿Obsesión? "Sí, porque quiero hacer el trabajo bien. Podría hacer una silla por día. Pero prefiero hacer sólo una silla por semana. Porque la parte más bella para mí es el período que paso escribiendo un libro. Y por qué debo apurarme cuando es el período más bello. Cuando busco la documentación, cuando veo una cosa y me detengo. Todo eso es la parte más bella. Cuando el libro está terminado ya no me importa nada. Pero los pobres desgraciados que hacen un libro al año no tienen este placer".

Umberto Eco

fuente: Diario "La Nación". Entrevista de Diego Mazzei, "El gran professore" (21 de octubre de 2012)

temas: escritor, libros

Cualquiera es hereje, cualquiera es ortodoxo. No importa la fe que ofrece determinado movimiento, sino la esperanza que propone. Las herejías son siempre expresión del hecho concreto de que existen excluidos. Si rascas un poco la superficie de la herejía, siempre aparecerá el leproso. Y lo único que se busca al luchar contra la herejía es asegurarse de que el leproso siga siendo tal. En cuanto a los leprosos, ¿qué quieres pedirles? ¡Qué sean capaces de distinguir lo correcto y lo incorrecto que pueda haber en el dogma de la Trinidad o en la definición de la Eucaristía? ¡Vamos, Adso! Estos son juegos para nosotros, que somos hombres de doctrina. Los simples tienen otros problemas. Y fíjate que nunca consiguen resolverlos. Por eso se convierten en herejes.

E iban matando a todos los judíos que encontraban a su paso, y se apoderaban de sus bienes.
-¿Por qué a los judíos? –pregunté.
Y Salvatore me respondió: -¿Por qué no?
Entonces me explicó que toda la vida habían oído decir a los predicadores que los judíos eran los enemigos de la cristiandad y que acumulaban los bienes que a ellos les eran negados. Yo le pregunté si no eran los señores y los obispos quienes acumulaban esos bienes a través del diezmo, y si, por tanto, los pastorcillos no se equivocaban de enemigos. Me respondió que, cuando los verdaderos enemigos son demasiado fuertes, hay que buscarse otros enemigos más débiles. Pensé que por eso los simples reciben tal denominación. Sólo los poderosos saben siempre con toda claridad cuáles son sus verdaderos enemigos.

Es difícil aceptar la idea de que no puede existir un orden en el universo, porque ofendería la libre voluntad de Dios y su Omnipotencia. Así, la libertad de Dios es nuestra condena, o al menos la condena de nuestra soberbia.

Frase de Umberto Eco: Porque no todas las verdades son para todos los oídos, ni todas las mentiras pueden ser reconocidas como tales por cualquier alma piadosa.

Porque no todas las verdades son para todos los oídos, ni todas las mentiras pueden ser reconocidas como tales por cualquier alma piadosa.

Pero que ocurrirá si por culpa de este libro, los hombres doctos declaran que es permisible reírnos de todas las cosas. ¿Podemos reírnos de Dios? ¡El mundo desembocaría en el caos!

Los libros no se han hecho para que creamos lo que dicen, sino para que los analicemos. Cuando tomamos un libro, no debemos preguntarnos qué dice, sino qué quiere decir, como vieron muy bien los viejos comentadores de las escrituras.

-La risa sacude el cuerpo, deforma los rasgos de la cara, hace que el hombre parezca un mono.
-Los monos no ríen, la risa es propia del hombre, es signo de su racionalidad.

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