Frases de Jorge Luis Borges - Página 5

La amistad no necesita frecuencia. El amor sí, pero la amistad, sobre todo la amistad de hermanos, no. Puede prescindir de la frecuencia. En cambio el amor está lleno de ansiedades, de dudas, donde la falta de frecuencia puede ser terrible. Pero yo tengo amigos a quienes veo tres o cuatro veces al año y somos íntimos.

Si el honor y la sabiduría y la felicidad no son para mí, que sean para otros. Que el cielo exista, aunque mi lugar sea el infierno. Que yo sea ultrajado y aniquilado, pero que en un instante, en un ser, Tu enorme Biblioteca se justifique.

Los rumores de la plaza quedan atrás y entro en la Biblioteca. De una manera casi física siento la gravitación de los libros, el ámbito sereno de un orden, el tiempo disecado y conservado mágicamente.

Yo sé de un laberinto griego que es una línea única, recta. En esa línea se han perdido tantos filósofos que bien puede perderse un mero detective.

No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos.

Las herejías que debemos temer son las que pueden confundirse con la ortodoxia.

Ya cumplidos los cuarenta años, todo cambio es un símbolo detestable del pasaje del tiempo.

No estoy seguro de que yo exista, en realidad. Soy todos los autores que he leído, toda la gente que he conocido, todas las mujeres que he amado. Todas las ciudades que he visitado, todos mis antepasados...

Hay quienes no pueden imaginar un mundo sin pájaros, hay quienes no pueden imaginar un mundo sin agua; en lo que a mí se refiere, soy incapaz de imaginar un mundo sin libros.

La recelosa claridad de la madrugada entró por el patio de tierra.