La Literatura: Frases y Textos Seleccionados - Página 2

Me interesa la literatura en su rol de ingenua provocadora de preguntas penetrantes; me gusta cuando la ficción es la puerta hacia la libertad para una imaginación acorralada por los límites del conocimiento parcial. Y celebro cuando esa libertad permite anticipar preguntas y respuestas científicas.

Hay una región donde conviven el qué con el cómo, lo real con lo imaginario, el arte con la ciencia. No la entiendo como una región de antagonismos sino como un abrevadero común, una zona franca, un territorio de intercambios conceptuales, de una mutua fertilización.

Y cada día que pasa me parece más lógico y más necesario que vayamos a la literatura -seamos autores o lectores- como se va a los encuentros más esenciales de la existencia, como se va al amor y a veces a la muerte, sabiendo que forman parte indisoluble de un todo, y que un libro empieza y termina mucho antes y mucho después de su primera y de su última página.

Yo he dedicado una parte de mi vida a las letras, y creo que una forma de felicidad es la lectura; otra forma de felicidad menor es la creación poética, o la que llamamos creación, que es una mezcla de olvido y recuerdo de lo que hemos leído.

—Tal es el privilegio de la literatura —dije—. Las imágenes se deforman, palidecen. Las palabras, uno se las lleva consigo.

Como yo, ella ama las palabras y a las personas que saben servirse de ellas.

El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga.

Cuando yo leí a los diecisiete años La metamorfosis, descubrí que iba a ser escritor. Al ver que Gregorio Samsa podía despertarse una mañana convertido en un gigantesco escarabajo, me dije: «Yo no sabía que esto era posible hacerlo. Pero si es así, escribir me interesa».

Ése es el secreto de la literatura. Si te quedas en lo puramente local, desaparece pronto, si te vas voluntariamente a lo universal no vas a lograr la base real que te da la sociedad. De manera que es una mezcla de las dos cosas: lo universal y lo local van juntos, uno no puede prescindir del otro y, si se prescinde, la obra fracasa.